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Tecnología, filtros en redes y una mierda de autoestima

Actualizado: 25 nov 2022


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Todos somos conscientes (o casi todos), después de unos cuantos añitos utilizando redes sociales, especialmente Instagram y TikTok, de que lo de mostrar la realidad del día a día no va mucho con nosotros.


Sí es cierto que la Generación Z está cada vez más concienciada sobre la salud mental y el impacto que puede tener la tecnología en nuestra vida, pero por mucho que unos pocos influencers salgan llorando en un par de stories, la falta de naturalidad es el pan de cada día en estas plataformas. Las fotos y vídeos de unas vacaciones que no parecen acabar nunca, noches de fiestas, eventos, moda, gastos que parecen inalcanzables y un largo etcétera se acumulan en nuestras páginas de entrada. Es prácticamente imposible no sentirse diminuto viendo las publicaciones de nuestros “referentes” e intentar reflejar la misma sensación de perfección y felicidad tan poco realista.


Estos cánones de perfección se han extendido a la belleza, especialmente entre mujeres. Los estereotipos físicos siempre han existido con su correspondiente evolución a lo largo de los años. Hoy en día ser skinny, tener una piel perfecta y aparentar que has pasado por unos cuantos cirujanos que te han dejado como las Kardashian son la moda. Pero no nos preocupemos, no es necesario perder peso, maquillarse o insertarse un poco de bótox, porque la maravillosa tecnología ha creado los filtros para que ya, no solamente puedas aparentar tener una vida perfecta seleccionando minuciosamente el contenido, sino también tener un físico "perfecto" con solo un clic.



Los filtros son efectos de realidad aumentada generados tecnológicamente que permiten dar una nueva imagen a nuestras fotografías. Cambian la iluminación, añaden dibujos, incluyen juegos tipo quiz… Pero los más comunes son aquellos que transforman nuestros rasgos faciales.



En enero del 2021, Facebook reveló que más de 1.2 millones de personas utilizaban filtros de Instagram a diario. En TikTok, el 65% había utilizado alguna vez filtros en sus vídeos. Este uso puede ser perjudicial, pues creamos estándares de belleza inalcanzables y esto puede afectar a la percepción de nosotros mismos y a nuestra autoestima. Según un estudio publicado por American Medical Association, un 55% de cirujanos plásticos estadounidenses admiten el aumento de pacientes que buscan operarse para parecerse más a su “yo” con filtro. ¿Cuál es la realidad? Esta tecnología puede causar una dismorfia que ni siquiera un cirujano estético puede solucionar.


La sensación de decepción que puede causarnos nuestra imagen si todas nuestras publicaciones están editadas o con filtros es elevada. Si cada vez su uso se hace a más temprana edad, las posibilidades de desarrollar trastornos sobre nuestra percepción corporal también aumentan. Es importante hacer un uso consciente de esta tecnología y no basa nuestros estándares en algo tan irreal como los stories de Instagram con filtros.











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